lunes, 22 de junio de 2015

EL GUSANILLO DE LA CURIOSIDAD

He salido de la clase de hoy que parecía un monigote de cómic de esos que en el bocadillo tienen un montón de rayos. Pero los míos son de colores, !qué menos!
Me parece increíble el salto que se está dando y del que era muy poco o nada consciente, y eso que me ha pillado en medio. Me ha venido a la cabeza, como cuando intentas mantener una pelota de plástico en el agua del mar y de repente salta, la primera vez que vi a una chica usando un smartphone mientras esperaba en la cola de una tienda para pagar. Aluciné. Supongo que fue de las primeras usuarias de whatsapp. Y ahora te giras en el autobús y ves a todo hijo de vecino toqueteando una pantallita. Así que éso mismo estoy haciendo yo, ¡no sea que me tomen por rara! Ésto me hace pensar que cuando iba a la universidad, hace sólo unos años, llevaba siempre un libro encima para esos ratos de buses, y recuerdo que solía ser la única -hablamos de Huelva, una ciudad en la que los autobuses han empezado a cacarear sus paradas hace un par de años-. Un profesor de Psicología del Desarrollo nos preguntaba de vez en cuando qué habíamos observado ese día yendo a clase, y nos contaba las conclusiones que sacaba él de las interacciones de las personas en el autobús para que debatiremos sobre ello -este señor no usaba móvil, correo electrónico o PPT, tenía las transparencias de toda la vida-. Para nosotros era muy enriquecedor. Ya ese tipo de cosas se dan en mucha menor medida y como ésa otras tantas. Es cierto que no sirve de nada negarse a la evidencia, al hecho de que, si la evolución va en esta dirección a ella hay que adaptarse. Habrá que 'venderse' a través de Linkedin, publicar en blogs para que el personal sepa por donde respiras y por supuesto, practicar la enseñanza incluyendo todo este material, al fin y al cabo es lo que nuestros potenciales alumnos van a necesitar el día de mañana. Sin embargo creo que no hay que perder el norte ni tirar la casa por la ventana, para mí las relaciones cara a cara tanto formales como informales, siguen siendo muy importantes y no se debería dejar de cultivarlas, porque al fin y al cabo las cosas se saben hacer cuando se practican, y sería de valorar si el tiempo dedicado a las tecnologías nos deja hueco para lo demás. Con todo y con eso aquí estoy “enganchada” a la red y a las mil ventanas que se han abierto gracias a la culpa de la clase de ayer y de nuestros queridos profesores: artículos por aquí, comunidades por allá, poniéndome al día con Feedly o Simbaloo, personalizando la bandeja de entrada, las notificaciones… Eso sí, y poniéndolo todito todo en el móvil. Este mundillo empieza a gustarme.

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