La mejor manera de aprender es sin querer. Y no 'no queriendo' aprender sino hacerlo sin darse cuenta. Para que uno no se dé cuenta de que está aprendiendo tiene que encontrarse en un ambiente distendido y ameno, sin presiones o preocupaciones por fallar o no dar la talla pero con el justo empuje para no dormirse en los laureles. Si además le gusta lo que se enseña, mejor que mejor. Aunque sabemos que conseguir unir todo esto no es para nada fácil.
Para que un profesor sea capaz de crear un ambiente en el que se 'aprenda sin querer', además de tener un alto grado de motivación por lo que está haciendo, de estar formado para enseñar la materia en cuestión y de habérsela preparado bien, alguien que enseña debería ser alguien que transmite, y alguien que transmite tiene que tener al menos dos características. Por un lado debe saber acoger el feedback que los que aprenden emiten sin quererlo y tratar de adaptarse a él, re-elaborando lo que está haciendo si fuese necesario.
Pero sobre todo ha de ser constante. La constancia es a mi entender una de las virtudes más difíciles de mantener, más que nada porque uno que enseña y transmite es también uno que es padre, madre, hijo o amigo. uno que tiene una vida, vaya. Y como todos los mortales el que tiene una vida está sometido a muchas situaciones no siempre fáciles y llevaderas. La parte verdaderamente difícil es ser capaz de dejar a un lado esa otra parte de tu vida mientras enseñas para que no dejes de transmitir. En realidad la situación ideal sería al revés, acordarte en esa otra parte de tu vida de que eres uno que enseña, para no tener que ser actor sino que enseñar y por ende, transmitir, llegue a ser algo intrínseco, algo que se acaba haciendo patente en ti. Así uno que enseña transmitiría siempre, aquí y allí, sin querer queriendo.
Cuando pienso en el tipo de profesor que pasados los años uno recuerda con una sonrisa, es ésto lo que me viene a la cabeza. Elegir una actitud y una metodología es necesario, pero preguntarse cada día si lo estás haciendo cómo te habías propuesto o darse cuenta de que ha llegado el momento de reciclarse, ¡es imprescindible!
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